miércoles, 15 de octubre de 2008

Aves de Bahía Blanca

Yendo al trabajo (una nota de autoayuda)

¿Cómo uno puede ser más feliz todos los días? Esta es una pregunta que no tendrá la misma respuesta para todos, pero aquí van algunos acuerdos sobre lo que nos hace sentir bien: aprender algo que nos guste, comprenderlo, luego aplicar lo asimilado y al final lograr un resultado, es decir “sentirse realizado”, y mejor aún si estamos insatisfechos o este resultado nos despierta más curiosidad y tenemos que seguir indagando. Además, si dicho ejercicio lo hacemos cooperativamente la experiencia se enriquece con la discusión y aprendizaje de otros conocimientos, pensamientos y costumbres.
Sin todo este preámbulo, hace ya más de un año surgió en nuestra Institución la idea de realizar un muestreo de aves urbanas. Siendo casi todos los integrantes biólogos que trabajamos en Bahía Blanca, aficionados a la ornitología - o a cualquier bicho que se nos cruce - advertimos que poco sabíamos sobre lo que sucedía sobre nuestras cabezas cada vez que paseábamos o caminábamos hacia el trabajo. ¿Cómo se distribuye la riqueza y la abundancia de aves según el tránsito: el paso de los autos o de las personas?, ¿Qué sectores de la ciudad prefieren las aves?, ¿Con qué características: arbolado, con céspedes, con variedad de otras plantas?, ¿Y el clima, cómo afecta la actividad de estas aves? Con el problema y las preguntas resonando, nos pusimos a trabajar en el diseño del muestreo, y así surgió la idea de “yendo al trabajo”. Es decir, con una planilla previamente confeccionada, tomaríamos dos de las cuadras (transectas) que habitualmente recorríamos hacia nuestro trabajo y evaluaríamos todas las variables (diversidad de aves, paso de autos, de personas, vegetación, cobertura, clima, etc.) para poder responder las preguntas.
Luego de dos meses de trabajo (noviembre y diciembre de 2007) concluimos con la primera parte, con más de 20 transectas y 300 muestreos, teníamos una base sólida para analizar los resultados. En esta instancia también se trabajó cooperativamente, las 10 personas que integramos el equipo nos dividimos en tres grupos, quedando el grupo A a cargo de confeccionar las planillas, el grupo B de realizar los análisis estadísticos y el grupo C de redactar un manuscrito y darle difusión. Y así fue, luego de meses de labor se llegó a la presentación del trabajo en el III Congreso Nacional de la Conservación de la Biodiversidad, realizado en el Departamento de Biodiversidad y Biología Experimental de la Universidad de Buenos Aires, entre el 11 y el 14 de agosto de 2008. En el Eslabón 21 encontrarás el resumen presentado, y pronto podrás leer la publicación completa en BioScriba http://www.bioscriba.org.ar.
Todos coincidimos en la felicidad que nos produjo la experiencia y en la abstinencia que sufrimos al dejar de elevar la vista para observar al plumífero. Esta primavera acompañados de amigos, entre mate y mate, discutiremos las nuevas preguntas y volveremos al vicio de observar las aves recreando nuestro camino al trabajo. Preguntas que, como la primera, nos harán más felices al intentar responderlas.
Rodrigo Tizón
Tellus