viernes, 15 de agosto de 2008

Tráfico de fauna en Bahía Blanca

Comercio Ilegal de Fauna en Bahía Blanca
¿Qué podemos hacer?


Según INTERPOL el comercio ilegal de vida silvestre en el mundo mueve más de 20.000 millones de dólares por año, y ocupa el segundo lugar en el mundo entre los comercios ilegales, superado sólo por el tráfico de droga. Con el objetivo de poner un freno al comercio ilegal de especies silvestres se firmó en el año 1973 la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de la Fauna y Flora Silvestres (CITES), ratificada por más de 130 países, incluyendo la Argentina. La función principal de CITES es regular o prohibir el comercio internacional de fauna y flora.

Ni la Argentina, ni la ciudad de Bahía Blanca se mantienen al margen del tráfico de especies silvestres, aunque nunca se ha logrado que las autoridades tomen medidas al respecto. Por lo general se cree que sólo el traficante es responsable de estos hechos, pero junto a ellos existe una gran cadena de responsables en el tráfico: cazadores, recolectores, acopiadores, transportistas, comerciantes minoristas y mayoristas, empresarios, funcionarios, y particularmente, los consumidores. El comercio ilegal de fauna se basa en el desconocimiento de la mayoría de la población de qué especies pueden comerciarse y cuáles están protegidas por Ley. La mayoría de las personas que compran mascotas silvestres no conocen estas prohibiciones.
En Tellus estamos denunciando el tráfico ilegal de animales vivos desde hace años, y creemos que es fundamental que estas políticas sean acompañadas de tareas de difusión respecto a qué especies podemos tener como mascotas. Desde hace más de cinco años estamos realizando censos y registrando qué especies animales protegidas por la ley están siendo comercializadas en Bahía Blanca. En su mayoría se trata de especies de aves, muchas de ellas en peligro como Cardenal Amarillo (Gubernatrix cristata), Cardenal Común (Paroaria coronata), Guacamayo amarillo (Ara caninde), Guacamayo Rojo (Ara chloroptera), Loro Hablador (Amazona aestiva), Tucán (Toco toucan), entre muchos otros. También es muy frecuente encontrar varias especies de anfibios y reptiles como tortugas de tierra (Geochelone chilensis), tortugas de agua (varias especies, todas ellas protegidas), culebras, lagarto overo. Ocasionalmente hemos encontrado a la venta monos y zorrinos. Frecuentemente hemos encontrado personas que conservan como mascotas animales de dudosa procedencia como pumas, gato montés o ñandúes, todas especies protegidas, pero que no hemos registrados en comercios de la ciudad. Y lo mismo se ha registrado en zoológicos de la zona, que nos ha llevado a hacer denuncias intentando que estos lugares legalicen sus actividades, y sólo lo hemos logrado con el zoológico municipal de Bahía Blanca.
Indudablemente el comercio de fauna genera pérdidas en la biodiversidad y puede llevar a las poblaciones naturales de algunas de estas especies a la extinción. Pero también podría generar problemas en los consumidores de este tipo de animales, ya que al ser extraídos de la naturaleza, no tiene ningún tipo de certificación sanitaria, lo que puede acarrear problemas en la vida humana (como es el caso de la psitacosis). Además de los problemas acarreados por el mal cuidado de estos animales, que en muchos casos ocasionan su muerte por no saber como alimentarlos, o simplemente porque no pueden resistir el cautiverio. Tampoco debemos olvidarnos que estos animales son salvajes, y no están acostumbrados a convivir con gente, y por instinto pueden lastimar a sus dueños. Esto lleva a prácticas muy crueles sobre ellos, como el limado de los colmillos y desgarre de los ejemplares.
Es frecuente que los compradores de este tipo de animales lo hagan por factores “humanitarios”, ya que al ver un animal de la fauna silvestre enjaulado o a la venta, decidan comprarlo porque creen que así podrán proveer un mejor estado para estos. Si bien esto puede ser cierto para los individuos en cautiverio, ciertamente no lo es para la especie en cuestión, ya que comprar animales ilegales favorece y alienta que este comercio ilegal siga llevándose a cabo, promoviendo la caza y venta de más animales. Sumado a esto, muchas veces los animales son liberados sin el estado sanitario apropiado, llevando nuevas enfermedades a las poblaciones naturales.
No debemos olvidarnos que se calcula que por cada animal cazado que llega a un punto de venta, 3 ó 4 ejemplares más mueren durante el traslado o acopio de los animales, sobre todo por la falta de asistencia sanitaria y las malas condiciones en que son trasladados. Y en muchos casos, al cazar animales se mata a sus crías y se destruyen sitios de nidificación y reproducción de muchas especies. Por lo que un animal que llega a un comercio supone decenas de otros animales que se pierden de la naturaleza.
Dado el gran número de especies que hallamos en comercios bahienses consideramos que es preocupante la situación del tráfico de fauna en la ciudad. Es necesario que se hagan cumplir las leyes existentes que protegen a nuestras especies de plantas y animales, y no permitir que tráfico de vida silvestre haga peligrar su presencia en los ambientes naturales. Creemos que los consumidores también somos en parte culpables de estos hechos, y esperamos que la población de Bahía Blanca se informe de manera apropiada antes de elegir una mascota, y compre solo aquellas especies permitidas por la ley y procedentes de criaderos que aseguren su apropiada sanidad.

Si te interesa este tema podés leer " SITUACIÓN ACTUAL DEL COMERCIO ILEGAL DE AVES EN LA CIUDAD DE BAHÍA BLANCA" en BioScriba v.1 n.1 Bahía Blanca ene/ago 2008 (http://www.bioscriba.org.ar).